Los principales desafíos de la próxima presidenta o presidente del TSJ Morelos.
Para ello no debemos pasar desapercibido que el principio básico de la división de poderes, referido a la distribución del poder entre el ejecutivo, legislativo y el judicial como forma de limitar su ejercicio, es una condición esencial para aprender a vivir en constitución propio de un Estado constitucional y democrático de derecho. Así la independencia judicial se vincula estrechamente con la idea de Estado de Derecho como uno de sus elementos esenciales. En consecuencia, es precisamente de esta idea de donde el concepto independencia judicial extrae su significado más amplio: “La impartición de justicia no debe estar supeditada a los órganos del poder político”.
Por ello podemos aseverar que una de las expresiones fundamentales de este principio es la independencia judicial, conformada por un engranaje constitucional cuyo propósito es el de mantener el equilibrio necesario para que los jueces y magistrados cumplan con su función de proteger los derechos fundamentales de las personas.
Compartimos la premisa de que la independencia judicial comprende dos dimensiones: una que comprende en si a la institución y otra a la función jurisdiccional. La dimensión institucional garantiza una esfera de operación independiente de los otros poderes del Estado, de ahí que a Morelos le urge fortalecer su autonomía organizacional que le permita al poder judicial cumplir con su función de contrapeso de los demás poderes del Estado; pues en los últimos años ha sido de confrontación. De ahí que los jueces y magistrados deben emitir sus decisiones con base en los hechos y el derecho aplicable, sin presiones ni interferencias externas de ningún tipo.
Ambos aspectos requieren ser fortalecidos para que la impartición de justicia cumpla con los estándares constitucionales que la definen; para que exista certeza, previsibilidad y Estado de derecho y evitar que el ejercicio del poder deteriore los derechos fundamentales; para dar salida a los conflictos sociales, y para que la sociedad de Morelos tenga confianza en que los juicios se resuelven conforme a la Constitución y a la Norma.
La próxima elección a celebrase en el mes de mayo de este año para Presidente del Tribunal Superior de Justicia del Poder Judicial del Estado de Morelos; se presenta en un contexto en el que el discurso público, los medios de comunicación y las asociaciones de abogados han sido críticos hacia el Tribunal Superior de Justicia (TSJ). El marco del descontento ha sido generalizado con las instituciones, y el poder judicial en Morelos no es la excepción; en particular se nos han hecho duros señalamientos y algunas voces han apuntado a la necesidad de introducir reformas a las leyes y a nuestros actos que nos rigen para garantizar la independencia de nuestros jueces. Otro señalamiento es la falta de exámenes de oposición y concurso para elegir a nuestros jueces. La urgente especialización de juzgados y salas. Nuestros propios funcionarios han pedido el cese al hostigamiento laboral que priva en el TSJ. Otro tema que lacera y deslegitima a nuestro Poder Judicial es el de la corrupción y el nepotismo el cual debe ser combatido a cabalidad para cambiar la imagen que se tiene de quienes integramos el TSJ.
Ante este panorama, el principal desafío del próximo Presidente o Presidenta será el de llevar a cabo la defensa de la independencia judicial sin entrar en una confrontación entre poderes y recuperar la credibilidad y confianza de la sociedad de Morelos en el TSJ
Pero esta defensa no puede hacerse sino a partir de una base sustentada en valores y principios éticos como juzgadores que legitimen al TSJ frente a la sociedad y, por ello, cualquier esfuerzo institucional debe partir del reconocimiento de que, efectivamente, hay aspectos que debemos corregir. Debemos demostrar sensibilidad frente a los legítimos reclamos sociales y actuar para hacerles frente, en ejercicio de nuestras funciones y aprendiendo a vivir en constitución.
La mejor manera de sustentar nuestra independencia como poder del estado; es ejercerla con la Constitución en la mano, pero sobre todo con legitimidad y liderazgo, reconociendo nuestras debilidades como institución y comunicando mejor nuestras fortalezas, con el objetivo de reforzar la confianza de la sociedad de Morelos en la labor que realizamos, porque esa confianza es la base de nuestra legitimidad jurisdiccional y nuestro único capital político. Porque el Juez se legitima con sus sentencias y sus actos.
Es fundamental fijar estrategias para reivindicar la legitimidad del Poder Judicial sobre la base de la Autonomía e Independencia en defensa de ésta misma. Desde luego que esto debe de partir de un necesario y permanente ejercicio autocrítico. Sera imprescindible establecer ejes rectores institucionales previo consenso de unidad de mis compañeras y compañeros magistrados de los cuales debe realizarse toda la acción institucional, además de establecer propuestas concretas en materia jurisdiccional, administrativa y de vinculación interinstitucional.
Por último resulta imprescindible como nunca acercarnos a los litigantes y principalmente a la ciudadanía, oír sus demandas y plantear una renovación integral. Esto debe hacerse, además, a partir de una posición de unidad entre las Magistradas y Magistrados, con una visión del Pleno como cabeza del Poder Judicial y no desde la Presidencia; porque esto último ha hecho mucho daño a esta institución tan noble. Las grandes decisiones sobre el rumbo que debamos emprender deben ser tomadas con el consenso de quienes integramos el Pleno, a través de un diálogo transparente y permanente. Para fortalecer esta idea de una Presidencia colegiada e incluyente considero indispensable crear diversas comisiones de trabajo de Magistradas y Magistrados, pues es importante aprovechar el talento, experiencia y puntos de vista de todas y todos en las diferentes áreas y aspectos de las actividades y funciones del TSJ. Asimismo, para enfrentar los retos futuros se requiere de una Presidencia con un liderazgo plural, que propicie unidad en la diversidad, así como un mayor acercamiento e intercambio con los jueces, secretarios, actuarios y demás funcionarios del Poder Judicial de Morelos, que son la mayor fortaleza del TSJ.
Debemos establecer una mayor comunicación entre todos los Tribunales a fin de implementar políticas comunes que hagan más eficiente nuestra labor y más legitimados nuestros mensajes. La consolidación de una justicia con valores y principios éticos más próxima a la ciudadanía especialmente a la de Morelos debe ser un proyecto común a todo el Poder Judicial y una construcción consensada, basada en la deliberación y la colaboración entre todos quienes lo conformamos.
“Justicia y Libertad” Carlos Iván Arenas Ángeles. Magistrado del Tribunal Superior de Justicia del Estado de Morelos. Abril de 2020.
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