La Unidad de Delitos Sexuales demostró el daño psicológico y moral que Agustín causó a la niña tras la agresión sexual, además se confirmó que él se aprovechó de la confianza que le tenían sus familiares dada la frecuencia con la que los visitaba.
Esa noche el ahora sentenciado golpeó a la puerta de la vivienda, al llamado acudió la pequeña, al abrir, él con una mano la tomó del brazo y la otra la metió debajo de su vestido realizando un acto erótico que duró unos segundos.
La agresión fue presenciada por el hermano mayor de la niña que se acercó a la puerta, el joven no había sido visto por Agustín quien al percatarse de su presencia actuó como si intentara cargar a la pequeña de la entrepierna, luego la dejó y les pidió que no dijeran lo que había pasado, enseguida subió las escaleras buscando a los adultos, como normalmente lo hacía.
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