Redacción
CUERNAVACA, MOR.- Además del control que ejerce el ex gobernador de Morelos, Graco Ramírez sobre ella, la aspirante a la gubernatura de Morelos, Lucy Meza Guzmán ha cedido al PRI la operación de su campaña, pero sobre todo a Alejandro Moreno, el presidente priista más defenestrado de la historia de ese partido.
Ante el fracaso de las estrategias electorales del PAN-Morelos, la poca penetración de la senadora con licencia y avance de los tiempos rumbo a la elección de la próxima gobernadora, Meza Guzmán ha tenido que dejarle a “Alito” Moreno el control de su campaña.
No solo “Alito” le impuso cinco coordinadores distritales para ayudarle en su penetración social -la cual el PRI perdió desde hace mucho- ahora le manda un “refuerzo” de lujo en la persona de la ex gobernadora de Tlaxcala, Beatriz Paredes quien con su protagonismo, seguro opacará a la senadora con licencia, quien optó por el PRI en el Senado de la República, hasta hace muy poco.
Esta situación llama especialmente la atención, considerando que Paredes era contrincante de la panista Xóchitl Gálvez en búsqueda de la candidatura por la presidencia de México, sugiriendo que el PRI sería realmente la fuerza política que abandera a Lucía Meza, mientras que el Partido Acción Nacional (PAN) queda apenas como un partido testimonial.
Recientemente, ante diversos medios de comunicación, quedó demostrado que el PRI aventaja en las lides políticas al PAN local: En un encuentro reciente con reporteros, la dirigente panista en Morelos, Dalila Morales Sandoval.
En lo político, la influencia de Paredes ya ha desbancado a actores políticos estatales como cuando fue designada la priista, Leslie Hendricks Rubio, para coordinar trabajos en Cuernavaca, sobre otros priistas locales y los aliados del PAN y el PRD.
Además, no puede dejarse de mencionar, la presencia obsesiva del inepto y nuevo rico,
Presidente del PRI estatal, Jonathan Márquez Godínez, socio y compinche de “Alito” Moreno, junto a Lucy Meza, en todos y cada uno de los actos de la candidata, incluidos los privados, lo que indica un férreo control del PRI sobre la figura de la ex morenista