Nadya Limas
La tarde de este sábado, una agresión armada en el centro de Uruapan, Michoacán, terminó con la vida del presidente municipal Carlos Manzo Rodríguez, un político reconocido por su carácter frontal y por haber retado públicamente a los grupos del crimen organizado que operan en la región.
De acuerdo con los reportes oficiales, dos presuntos responsables fueron detenidos, mientras que uno más murió durante el enfrentamiento con los escoltas del alcalde.
El ataque ocurrió alrededor de las 20:00 horas, en una zona muy concurrida por familias y turistas, provocando pánico entre los asistentes.
Según testigos, Manzo acababa de tomarse fotografías con niños durante un evento público, cuando fue atacado a tiros por hombres armados. Su equipo de seguridad repelió la agresión, lo que derivó en un intercambio de disparos que dejó al menos una persona lesionada.
El Gabinete de Seguridad del Gobierno de Michoacán confirmó que se mantiene un operativo especial de vigilancia y búsqueda, y que las investigaciones seguirán para garantizar justicia.
Carlos Manzo, quien se había ganado el apodo de “el Superman de Uruapan” por su postura desafiante ante los narcotraficantes, había solicitado recientemente a la Secretaría de Seguridad Pública Federal el acceso a armamento militar especializado, como ametralladoras, con el fin de equiparar la capacidad de fuego de la policía local frente al crimen organizado.
“No puede ser que los delincuentes estén mejor armados que las policías municipales. Eso, en un país como México, refleja un estado fallido”, declaró en su momento el alcalde, quien defendía la necesidad de fortalecer la seguridad municipal para proteger a la ciudadanía.
El asesinato del edil ha conmocionado a la sociedad michoacana y ha encendido nuevamente el debate sobre la seguridad pública, la violencia criminal y la vulnerabilidad de los funcionarios locales en regiones afectadas por la delincuencia organizada.