YAUTEPEC, MOR.— Un operativo conjunto entre fuerzas federales y estatales permitió ubicar y asegurar un complejo clandestino dedicado a la elaboración de drogas sintéticas, entre ellas metanfetamina, efedrina y cristal, cuyo valor en el mercado ilegal alcanzaría los 300 millones de pesos mensuales.

De acuerdo con el reporte oficial, el laboratorio estaba distribuido en cuatro puntos ocultos entre la vegetación, dentro de una zona de difícil acceso en el Camino a Rancho Las Iguanas, en la comunidad de Granjas Agrícolas, municipio de Yautepec, a unos 45 kilómetros de Cuernavaca.

La investigación comenzó gracias a una denuncia ciudadana, lo que permitió a las Secretarías de Seguridad Pública federal y estatal coordinarse con elementos de la Sedena, Marina y Guardia Nacional. Tras obtener una orden de cateo, las corporaciones ingresaron el sábado al área señalada.

Previo al operativo, personal militar y policial realizó reconocimientos aéreos con drones, los cuales confirmaron la existencia de las instalaciones distribuidas en un terreno de varias hectáreas, donde se producían grandes volúmenes de sustancias ilícitas.

Durante el cateo, no se registraron personas detenidas, pero sí se aseguraron utensilios y precursores químicosempleados en la fabricación de drogas. Entre lo decomisado destacan cinco reactores industriales, varios bultos con sustancias granuladas y ácidas —algunas con características de peróxido orgánico—, así como más de 2 mil litros de líquidos químicos almacenados en garrafas y contenedores.

Los residuos tóxicos generados en el proceso eran vertidos directamente al suelo, provocando contaminación en la vegetación y afectación a los mantos freáticos de la zona, informaron las autoridades.

El material asegurado fue puesto a disposición del Ministerio Público Federal, que continuará con las investigaciones. Este hallazgo representa el segundo laboratorio desmantelado en Yautepec y el tercero en Morelos en lo que va del año; el anterior fue descubierto en mayo pasado en el municipio de Huitzilac.

Los predios contaban con conexiones eléctricas improvisadas, aljibes camuflados con capacidad de hasta siete mil litros de agua y una fosa séptica, infraestructura que evidenciaba un esquema de operación continua y de gran escala.

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