El incendio obligó a los residentes, incluidos algunos famosos, a huir del barrio costero, situado en la parte oeste de Los Ángeles. El pintoresco Sunset Boulevard se convirtió en una vía de escape. Los coches atascaron la calle el martes, todos en dirección opuesta a Pacific Palisades, excepto los vehículos de emergencia que se dirigían hacia las llamas.
En un barrio de colinas situado justo al sureste del incendio, un muro de humo se cernía en lo alto. Olga Arango, de 66 años, estaba trabajando en la limpieza de una casa —los propietarios estaban fuera de la ciudad— cuando decidió que era hora de irse.
“Miré en el teléfono que decía que tenía que evacuar ahora”, dijo Arango en español, mientras preparaba su coche y consideraba la mejor ruta para volver a Van Nuys, California. “Ni he terminado, pero voy a regresar mañana si se calma”.

En Palisades Highlands, un barrio situado al borde del Parque Estatal de Topanga, los medios para escapar eran muy limitados. “Básicamente, solo hay una carretera para entrar en Highlands y una para salir”, dijo Melissa Grant, abogada que vive allí en una casa adosada con estructura de madera.
Grant, de 69 años, intentó utilizar esa carretera, Palisades Drive, el martes para ponerse a salvo con su perra, Abbie. Pero entonces se incendió una escuela primaria cercana, lanzando llamas a la calzada y obligándola a dar la vuelta con el coche. Temerosa de volver a casa, Grant probó suerte en una carretera local de bomberos. Pero también se había convertido en un callejón sin salida, bloqueado por candados y cadenas.
Así que Grant encontró refugio en casa de unos propietarios cercanos que parecían lo bastante alejados de las llamas, al menos de momento. “Puedes ver el fuego y el humo allí mismo; vaya, hay un helicóptero”, dijo, hablando por teléfono desde la casa que no era la suya. “Da miedo”.


Shawn Hubler y Orlando Mayorquín colaboraron con la reportería.